domingo, julho 31, 2011

Uma boa surpresa

Discretamente, a defesa do espírito da “Reforma da Reforma Litúrgica” começa também a chegar à Igreja em Portugal. Já não era sem tempo!

Banir o aborto, atalhar a eutanásia

Uma iniciativa merecedora de todo o apoio: um grupo de cidadãos portugueses está empenhado na realização de um novo referendo que garanta - aliás, em cumprimento do previsto na Constituição - a inviolabilidade da vida humana no ordenamento jurídico português. Para que as leis iníquas aprovadas e promulgadas nestes últimos anos sejam revogadas de uma vez por todas!

sábado, julho 30, 2011

Reflexões sobre um caso norueguês



A cobertura jornalística dos recentes atentados terroristas na Noruega propiciou ocasião para os órgãos de comunicação social ditos de referência, uma vez mais, praticarem um flagrante delito de desinformação. Tomando os seus desejos pela realidade, logo concluíram - sem se perceber como - que o autor material de tão ignóbeis actos seria um “cristão” apodado de “fundamentalista”, seja lá o que isso signifique em jargão jornaleiro. Em França e Itália, o delírio ainda foi mais longe, acusando-se esse autor de ser um “católico integrista”, não se atingindo também o sentido deste “integrista”. Assim, um “cristão” - quiçá um “católico integrista” - seria o responsável pelos crimes de Oslo e Utoya, como outrora, para Nero, os cristãos eram os responsáveis pelos males do Império Romano…

Porém, para azar dos regurgitadores do fel e da bílis a que chamam imprensa, pagos para escreverem à linha nos jornais ou debitarem ao segundo nas rádios e televisões, o rosto da verdade é bem outro: Anders Behring Breivik tem muito pouco de cristão, nada de católico e menos ainda de tradicionalista. Nos seus escritos, bizarra e indigesta mistura de israelismo britânico, sionismo radical, gnosticismo hermético e também de um pan-europeísmo denotador de leituras mal digeridas e pior absorvidas, o ser-se “cristão” é entendido, não como a decisão livremente assumida de enformar a vivência pessoal do quotidiano em conformidade integral com o conjunto de verdades reveladas de fé e moral que constituem o corpo doutrinário do Cristianismo, mas antes como vago qualificativo de pertença a um mero “clube” com certas características étnicas e culturais, à maneira do protestantismo herético anglo-saxónico e nórdico, e não mais do que isso. Portanto, Breivik não é um cristão no sentido estrito da palavra, no de praticante da realidade religiosa a ela subjacente.

Ao invés, se existe religião com a qual o mesmo Breivik pode ser conotado, esta não é o Cristianismo mas antes a Maçonaria: de facto, aquele professava a religião maçónica - pois que de uma religião se trata, e totalmente incompatível com o Cristianismo -, que praticava numa loja de maçons de Oslo, da qual viria a ser apressadamente expulso no dia seguinte ao dos atentados por ele cometidos.

Ora, em face deste importantíssimo dado, sistematicamente omitido pela comunicação social dita de referência, é legítimo questionar, sem que com isso se pretenda acusar por arrasto quaisquer terceiros: não terá o ambiente de indiferentismo, relativismo e subjectivismo inerentes à doutrina maçónica, bem como o constante sobraçar por parte desta das causas conotadas com a cultura da morte anticristã, constituído um poderoso catalisador para Breivik agir como agiu, inibindo-o de escrúpulos de ordem moral, e assassinar quase uma centena de pessoas?..

Repete-se: é legítimo suscitar tal questão. E deplora-se, mas não se estranha, que ela não seja feita nem pelos órgãos de comunicação social acima referidos, nem por todos os que repercutem com alarvidade as falácias daqueles, sempre mais preocupados na difusão de uma agenda ideológica e propagandística bem concreta do que na busca da verdade. Como, de resto, é próprio de gente moralmente analfabeta, radicalmente desonesta e rasteiramente canalha.

A ler, também - Homo Modernus, na "Tribuna".

sexta-feira, julho 29, 2011

La comunión de rodillas y en la boca

Dice el Cardenal Cañizares que es recomendable que la comunión se reciba de rodillas y en la boca. Monseñor Antonio Cañizares nos anima y exhorta a hacerlo de esta manera.
Personalmente me congratulo enormemente de las palabras de Su Eminencia. Ahora bien, ¿era imprescindible esta falta de respeto que hemos tenido durante décadas a la Santísima Eucaristía, a ese pan transubstanciado en Dios mismo? Ha sido terrible la falta de respeto a Dios en estos años tras el Vaticano II. Sólo el Señor sabe qué abusos –algunos terribles- se han dado, la falta de consideración hacia el Misterio Eucarístico.
¿Cómo, sino de rodillas y sólo de unas manos consagradas, podríamos recibir a Dios mismo? ¿Reparamos en la infinita distancia que nos separa del Ser Supremo, Infinito, Misericordioso, Creador de todo y de todos de uno de nosotros mismos, a la postre todos finitos, siempre deficientes en el amor y heridos por el pecado? ¿Reparamos, también, en que la Eucaristía nos hace partícipes del Sacrificio –incruentamente renovado en cada Misa- de la Cruz, Cruz que tiene el mérito enorme de podernos salvar? ¿Reparamos que volvemos a estar ahí, a participar en esa Última Cena? ¿Reparamos en las infinitas gracias que recibimos de Dios Nuestro Señor gracias al Sacrificio infinito de Cristo? ¿Acaso no es debida esta adoración y este respeto, de rodillas y en la boca, para recibir a Dios mismo?
La Iglesia siempre ha tenido la máxima consideración hacia la Eucaristía. La máxima: es el centro sacramental del cual todo emana. Todos los Sacramentos convergen hacia ella. El Bautismo para preparar más almas para la Eucaristía. La Confirmación para hacernos más capaces de recibir y hacer crecer los dones de la Eucaristía. La Penitencia para permitir que el pecado mortal no nos inhabilite para la Eucaristía. La Unción de Enfermos, que es la última Eucaristía, el viático que nos permite realizar el tránsito al Más Allá en las mejores condiciones posibles. Y el Matrimonio que, a la postre, trae más almas a este mundo capaces de recibir la Sagrada Eucaristía. San Bernardo comparaba a la Eucaristía con el sol y a los demás Sacramentos como los rayos que del sol emanaban.
Ojalá nos fuera dado tener una gran devoción eucarística y el acrecentarla siempre y de modo continuo. El poder máximo del Anticristo será precisamente ese: anular el Santo Sacrificio de la Misa durante años.
Una vez más no hacían falta estas alforjas para este viaje. La Tradición de la Iglesia, siempre respetuosa de la Eucaristía, nos marca el quicio del que nunca debimos salirnos. Y ahora que el Enemigo ya acampa entre nosotros aprovechemos este poco, poquísimo, tiempo que nos queda para pertrecharnos eucarísticamente.
En todo caso, muchísimas gracias, Eminencia. Volver a la Tradición, aunque sea a sorbos, es el único camino de salvación.
Y de regeneración.

Rafael Castela Santos

quinta-feira, julho 28, 2011

Lecturas para un estío de calma chicha

El Brigante nos ilustra y mea bien el territorio explicando el que, sensu stricto, es uno de los términos más vacuos que existen: Europa. Porque Europa es mentira. Europa es, como mucho, un término geográfico. La Cristiandad –término lamentablemente en desuso- es lo que hoy, y vaciado, llamamos Europa. Afirma El Brigante que Cristopher Dawson y Hilaire Belloc cayeron en este error, el de identificar Europa con la Fe. Y tiene su punto. Una vez más la precisión se encuentra de la mano de carlistas como Elías de Tejada y Rafael Gambra. Europa (como unidad más allá de lo meramente geográfico) no puede existir porque está rota y herida de muerte. Fracturada por la deriva antropocéntrica del Renacimiento. Fracturada por la puñalada moral y ética de Maquiavelo. Fracturada por la ruptura religiosa –y de Gracia- del protestantismo. Fracturada por el desgarrón político de Bodino. Fracturada jurídicamente por la sanción de un orden jurídico inicuo efectuada por Hobbes. Amén de la ruptura social consagrada en Westfalia tras la derrota de esa verdadera ekumene católica y universal, gestada en la Edad Media, de la cual ya sólo eran adalides los hispanos de ambos lados de la raya ibérica (y aquellos allende el océano que españoles y portugueses habían engendrado en Cristo). Sobre esa base surgirían las aberraciones de las revoluciones francesa, estadounidense y soviética; con todo su cúmulo de desgracias asociadas. E hiperfracturada hoy día, yo diría hecha migas, por el nihilismo que nos invade en todo. Europa es eso: unos añicos mal avenidos y arrejuntados en algún oscuro tugurio que sólo son los restos adulterados de la Cristiandad ... si no algo peor. La Unión Europea, a fuer de ser benévolo, se asienta en esas premisas nefastas generadas entre 1517 y 1648. Europa es la coexistencia de diversas creencias. La Cristiandad es la unidad en la creencia. Europa es antropocéntrica. La Cristiandad es teocéntrica. Europa es un galimatías insostenible. La Cristiandad es armónica. En esas dos ciudades que predicaba San Agustín, la de Dios y la del hombre, que cada cual escoja. Dicen que Pío XII tras haber recibido a Adenauer, Schuman y De Gasperi exclamó: “Europa tendrá su día … pero será sólo eso, un día”. ¿Qué nos va a nosotros en esta moderna Europa? Nada. Nada de nada.
En una conversación el pasado 18 de Julio con un buen amigo catalán de pura cepa, y buen patriota español, hablamos de lo que fue vivir bajo la égida roja en Barcelona hasta que las tropas nacionales liberaron la ciudad condal. Sirvan estos enlaces que aquí ponemos para ilustrar el martirio de los templos católicos. Nada menos que 464 retablos fueron destruidos. Las cifras hablan por sí solas. La mal llamada Guerra Civil fue eso, una guerra religiosa: una Cruzada en defensa de la Fe. A 75 años vista no cabe verla de otra manera. Bajo aquella España roja se anuló el Santo Sacrificio de la Misa. Era un experimento satánico que prefiguraba los tiempos del Anticristo. El pueblo español, o parte de él, saltó contra la inicua legalidad republicana porque la Santa Religión Católica y la Esposa de Cristo estaban siendo perseguidas. Y los pecados de España quedaron saldados por la sangre de sus mártires porque, como nos recuerda San Pablo en su Epístola a los Hebreos, no hay remisión de los pecados sin efusión de sangre. También en esto España prefigura al mundo que se nos viene encima. Quien no quiera ver esto, yerra.
En La honda de David volvemos a encontrar raros insights, auténticas introspecciones sobre lo que se cuece que son difíciles de encontrar en otras partes. En primer lugar su muy acertada interpretación de todo lo que hay en el aire sobre las conversaciones entre la Hermandad de San Pío X y el Vaticano. La honda de David insiste en que hay que re-evaluar el concepto de estado de necesidad, que en estos momentos no se da, al tiempo que reconoce que la Hermandad de San Pío X no es cualquier cosa dentro de la Tradición porque es, precisamente, su buque insignia. Yo añado: cuidado, porque pudiera venir otro Papa que no pudiera ser tan proclive a la Tradición como el actual. En segundo lugar, aunque no quise responder al Padre Iraburu en su tan furibundo como poco fundamentado ataque contra la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, brindo a nuestros lectores aquí la respuesta debida al Padre Iraburu por parte de La honda de David, mucho mejor que la que yo hubiera podido enjaretar: los conceptos del Padre Iraburu sobre los “lefebvrianos” y “filo-lefebvrianos”.
Y ya que hablamos de “lefebvrianos” hay que apuntar a lo que Panorama Católico Internacional señala: que el “lefebvrianismo” es un término es insustancial. No designa nada. Es un término ridículo, sin duda alguno de buen rendimiento propagandístico, pero nada más. Si hay algo que podamos decir de Lefebvre en cuanto a Teología es que era aburrido. Se limitó a repetir lo de siempre. Sin más. Por eso se puede llamar a los “lefebvrianos” muchas cosas: Peccinianos, capellarianos, rattinianos … todos adjetivos procedentes de nombres de Papas anteriores que defendieron lo que luego el soso, poco creativo, falto de improvisación, carente de mundanidad y reiterativo de Lefebvre, se limitó a repetir en espíritu de lealtad a la Tradición. Incluso se puede llamar a alguna fracción de los “lefebvrianos” gilipollas (que algunos, haberlos, haylos). Pero … ¿lefebvrianos? ¡Ni al reverendo pedo!, que dirían mis amigos argentinos. Recanchera la refutación del flaco de Alberto G. del Castillo.
Y seguimos leyendo en medio del estío. De los libros en que ando enfrascado, si acaso, ya les hablaré otro día. En medio de la calma chicha de estas lecturas interneteras se me ocurrió compartir estas líneas con Vds. Eso sí, cada día, con humildad, solicitando de los Cielos el concurso benéfico y de todo punto imprescindible del Ángel Exterminador.
“Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos”, decimos durante la Exposición del Santísimo. Pues sea también bendito Dios en su Ángel Exterminador, verdugo en ciernes de tanto nuevo faraón y tanto nuevo egipcio. Y de tanto neoeuropeo anti-Cristiandad también.
A los anti-“lefebvrianos” sólo desearles, de buena fe y mejor corazón, que algún ángel travieso y algo juguetón les administre un supositorio de guindillas. Curan las hemorroides casi ipso facto. Especialmente si son guindillas eclesiásticas, la mejor variedad de todas. Tratamiento de elección para almorranas presbitéricas, altoclericales y demás germanía anti-“lefebvriana”, sin duda.

Rafael Castela Santos

terça-feira, julho 19, 2011

¿Paz Litúrgica?

Los resultados de la encuesta de Paix Liturgique sobre la Misa Tradicional dan lugar a unas cuantas reflexiones.
En primer lugar la reflexión doméstica. España y Portugal quedan muy malparadas en esta encuesta. Está claro que son los dos países donde menos se conoce la Misa Tradicional de todos aquellos donde se ha realizado la encuesta. Apenas un 18 y un 26 % de los católicos encuestados conocen el Motu Proprio en las dos naciones ibéricas, respectivamente. Estamos muy lejos de Francia o Alemania en este punto. La pregunta es por qué.
Los Episcopados español y portugués han sido muy hostiles a la Misa Tradicional. Nuestro soldado Miles, antes JSarto, lleva denunciando en estas mismas páginas el pésimo comportamiento del Alto Clero luso sobre la Misa Tradicional de manera precisa y fiel a lo largo de años. Las páginas de A Casa de Sarto están henchidas de ejemplos en este sentido y aquí se ha seguido de cerca la actuación contraria a la Tradición, al Motu Proprio, a Universitas Ecclesiae y a los mismos deseos del Santo Padre en Portugal. Me consta saber que en las altas esferas vaticanas se tiene al Episcopado portugués como uno de los peores, más torpes y más analfabetos del mundo. La impresión que de ellos tienen en Roma se la han ganado a pulso y su penúltima torpeza es su empecinada y siempre renovada oposición a la Misa Tridentina.
En España, pese al tímido apoyo del Cardenal Cañizares y algunos Obispos aislados como Mons. Gerardo Melgar (Osma-Soria), Mons. Manuel Ureña (Zaragoza) o Mons. Carlos López (Salamanca) y poquísimos más, no he querido ahondar en la herida exponiendo sistemáticamente las actuaciones del Obispo de León –encargado de Liturgia de la Conferencia Episcopal- o las del Cardenal más influyente de todo el Episcopado español (Rouco Varela, de Madrid), hostil a la Misa Tradicional como pocos. Tan sólo el carrerismo de este último ha hecho que, a regañadientes, permita al Instituto de Cristo Rey –tras no pocos hostigamientos y socavamientos- el que se diga la Misa Usus Antiquior en Madrid. Hablemos claro: los Obispos portugueses y españoles están en contra de la Misa Tridentina.
Los Sacerdotes del común solar hispano, en especial los más jóvenes, están más exculpados. La pésima formación que obtienen en los Seminarios hoy día les impide un conocimiento cabal del problema litúrgico. Mientras les hinchan las neuronas, y quizás otras partes de su anatomía, con sociología mediopensionista, teología pastoral de medio pelo, Dogmática de pacotilla y Liturgia adulterada, no llegan a comprender el problema. Curiosamente cuando curas jóvenes se empeñan en el estudio serio y concienzudo, llegan a comprender el problema (un fuerte abrazo, mi querido Don Juan Antonio, de Santander) y se ponen a decir la Misa Tridentina. Más curioso todavía es el hecho de que sean Sacerdotes jóvenes los que quieran decir la Misa Tridentina, y prácticamente ninguno por encima de los 45-50 años se plantea tal cosa. Hablo con religiosos y con curas de menos de 40 años, en Monasterios, en hospitales, en las Fuerzas Armadas, en alguna parroquia de acreditada caridad, etc., y me dicen que están interesados en la Misa Usus Antiquior. Me piden libros, CDs, quieren hablar del tema … ¡y ninguno, absolutamente ninguno, rebasa los 50 años! Es decir, no tienen un conocimiento personal de la Misa Tridentina, o apenas algún palidísimo recuerdo de su niñez, y ellos son los que quieren volver la Liturgia de siempre.
Finalmente los fieles. Transcribo el texto que enlazaba al comienzo: “El 50,4% de los católicos practicantes españoles afirmó que asistiría al menos una vez al mes a la Misa según la forma extraordinaria si se celebrase en su parroquia. De ellos, el 27,4% asistiría semanalmente y el resto entre 1 y 3 veces al mes.” Creo que no precisa de más comentario: la Misa Tridentina atrae, como no podría ser de otra manera. No hay animadversión por parte del pueblo fiel. ¿Por qué pues esta obstinación contra la Misa Tridentina por parte de los Obispos? Resulta de todo punto inexplicable.
Una segunda reflexión emerge del hecho de que, al igual que señalábamos con los Sacerdotes, otro tanto ocurre con los seglares: son los jóvenes los que más interés demuestran en la Misa Tradicional. Bien es cierto que –jóvenes y los que no lo son tanto- hay sólo una minoría que opta por la convivencia de la Forma Ordinaria y la Extraordinaria. Dentro de esta minoría (algo más de 1/3), sin embargo, destacan los jóvenes como los más a favor de dicha coexistencia dentro de su misma Parroquia. El dato relevante es que son aquellos grupos etáreos que no tuvieron una vivencia de la Tradición litúrgica los que están más a favor de la misma. ¡Qué curiosas son las intervenciones del Espíritu Santo!
En tercer lugar hay que preguntarse acerca de los canales de información acerca de los cuales la gente llega a saber de la Liturgia Tridentina. En este sentido hay que constatar lo obvio: la formación de los católicos hoy día deja mucho que desear. Dicho esto, ¿lee la gente páginas del internet, publicaciones, bitácoras, etc., donde se hable de esto? Lector empedernido que soy, tengo la bárbara costumbre de leer cualquier cosa, hasta las hojas parroquiales. Y no veo que este tema haya salido de determinados circuitos más o menos subterráneos. Hay páginas, como las oficiales del Vaticano o las oficiosas de Zenit, que sí han hablado de esto. Pero otras muchas no han dicho esta boca es mía. ¿Por qué esta conspiración de silencio?
En cuarto lugar dejémonos de atribuciones externas. Siendo cierto todo lo anterior no es menos cierto que muchas veces somos nosotros mismos, los tradicionalistas, los que no predicamos con nuestro ejemplo. Un fruto de ello es el crecimiento más lento de los últimos 10 ó 15 años. No pensemos que nosotros, por ser tradicionalistas, estamos exentos de los demás problemas de la Iglesia. Nos afectan los mismos y en el mismo o parecido grado. Nuestra caridad a veces deja que desear. Nos consideramos mejores por ser tradicionalistas cuando, en rigor, es justo lo contrario: tenemos que esforzarnos en ser verdaderamente mejores porque tenemos la Gracia de la Tradición, que no es, por cierto, cualquier gracia en estos tiempos que corren, sino una muy especialísima. Como hemos recibido más, hemos de dar más. Y esto a veces no pasa. Me pregunto cuántas veces no hemos sido capaces de atraer con nuestro ejemplo y nuestra conducta a los muchos miles de personas que esporádicamente visitan las Capillas y centros de Misa Tradicional. Hagamos todo lo que esté de nuestra parte a este respecto. Sigamos el consejo de San Pablo, de adaptarnos siempre a nuestro interlocutor para que nuestro apostolado sea más eficaz. Busquemos sin denuedo una caridad sin tacha.
Y esforcémonos en la oración y en la Devoción al Santísimo Sacramento. A final de cuentas, todo viene de ahí.

Rafael Castela Santos

segunda-feira, julho 18, 2011

A experiência da Espanha de Franco



En España (donde me embarqué de vuelta, y no sin apuros) estuve cuatro días; pero se puede decir que lo que más vi en Europa fue España: había españoles en Londres (el caballeroso Miquelarena, agente de Clarín), en París (don Carlos Sentís, no menos caballeroso), en Lourdes y hasta en España; aunque en el hotelito de Bilbao hablé más francés que castellano; y me robaran 70 pesetas, lo cual es antiespañol, un “contradiós” como ellos dicen. Robar un cura no es nada, pero robar a un pobre es grave.

En España (Canarias, Bilbao, Barcelona) hablé exclusivamente con gente humilde, no poca: changadores, choferes, camareros, guardias civiles, peluqueros, canillitas y qué no; y ninguno encontré que no estuviese conforme con Franco, al menos de labios afuera y al menos como mal menor (“sería mucho peor se cayera…”). Excepto un catalán separatista, que me pareció despotricaba un poco de lujo, porque estaba lucio y tranquilo y ganando mucha plata. La prosperidad material de Barcelona (el progreso en estos siete años que no la he visto) es visible y asombrosa.

Digo lo que vi; la política extranjera no me interesa; y la misma política argentina es ahora extranjera a mí.

Tengo la impresión de que los españoles tienen que ser gobernados por una dictadura, por la razón (circunstancial o esencial, no me meto) de que son ingobernables de otro modo; teoría formulada hace un siglo por Donoso Cortés: “O la dictadura del sable o la dictadura del puñal, elijan”. Y que deben dar gracias a Dios de que les haya caído un “sable” honrado.

Todo ser hispánico necesita una disciplina bien fija; todo hombre actual, en realidad de verdad. Franco es necesario en España… y es mejor que Primo Espartero, como lo confiesa el mismo Barea, su enemigo personal. El español actual necesita esa disciplina fija; y lo demás son cuentos.

(…)

Dictadura, ecco. Pero las teorías acerca del “gobierno absoluto” que oí y leí en España (a saber, que “siempre han sido ingobernables de otro modo”) pueden quizá disimular un grave equívoco: el de identificar la antigua “Monarquía absoluta” como la de los Reyes Católicos (que no era absoluta en absoluto), con las dictaduras modernas, que son una cosa distinta: es decir, “modernas”, ya está todo dicho. Otra época: otras cosas.

La antigua Monarquía era, ya está dicho también, “católica”; el mundo actual ya no es católico. Para poder resucitar a Fernando e Isabel habría que resucitar al mismo tiempo la Iglesia del siglo XV y la fe del siglo XV. De manera que el generalísimo Franco no es Fernando. Creo que personalmente es más honrado y mejor hombre que Fernando de Aragón; pero como “generalísimo”, nones. No puede serlo en nuestros días.

A pesar de todo esto, que es obvio, España representa en estos momentos un experimento del más tremendo interés: el último experimento. De que ese experimento tenga éxito o no (cosa que sola la presciencia de Dios conoce) depende nada menos que la posibilidad de la famosa “conversión de Europa” de que habla Belloc en The Crisis of Civilization - o lo contrario. Para mí, que en esto tengo una opinión extraña, de que España caiga o bien se levante, depende nada menos que la proximidad o el alejamiento del Gran Despelote - que los teólogos llaman “Parusía”… Como dice el hijo mayor de Martín Fierro:

Diré lo que me parece:
o esa chispa prende y crece
o se viene el Anticristo.

Esto último no es ningún dogma de fe, como todo este artículo. Creo que está todo.

Padre Leonardo Castellani, in "Dinámica Social", nº 74 (noviembre/diciembre de 1956), coligido em “Pluma en ristre”, Madrid, LibrosLibres, 2010 - páginas 100 a 102.

1936 - 18 de Julho - 2011

Igreja - a crise que persiste

A heresia da acção...



...ou a Igreja não é uma ONG.

quinta-feira, julho 14, 2011

História de um blogue e de um pseudónimo

Este espaço tem quase sete anos e meio de vida. Iniciei-o em Fevereiro de 2004, numa altura em que não existiam blogues católicos tradicionais em língua portuguesa e eram muito raros os escritos noutras línguas. Pretendia, então, dirigir-me eminentemente à blogosfera nacional, em defesa e promoção de uma tradição católica nessa época marginalizada ao máximo em Portugal e no resto do mundo. Inspirado no nome de uma pequena editora tradicionalista norte-americana, a “Sarto House” (responsável pela edição em língua inglesa de “Iota Unum”, de Romano Amerio), decidi chamar-lhe “A Casa de Sarto”, como forma de homenagear o Papa Giuseppe Sarto, São Pio X, o maior defensor da ortodoxia católica e o mais acérrimo adversário da heresia modernista na primeira metade do século XX. Como é bom de verificar, a adopção pela minha parte do pseudónimo “JSarto” pretendia constituir uma extensão subtil de tal homenagem, num país onde a tradição católica era desprezada e a figura e obra desse Santo Papa votadas ao esquecimento.

Desde Fevereiro de 2004, as coisas mudaram grandemente. A Igreja recebeu a graça imensa da eleição papal de Bento XVI, agora gloriosamente reinante. No mesmo período, caracterizado por um enorme incremento da tradição católica, também muito se modificou em relação a este espaço, que ganhou uma expansão e audiência à escala global inimagináveis no momento da sua criação. Hoje, a maioria dos seus leitores são estrangeiros e chegam de países tão diferentes quanto o Brasil, a Espanha, os Estados Unidos, a Argentina, a Holanda, o Canadá e Cabo Verde. “A Casa de Sarto” consta da lista de ligações de sítios tão importantes como o “Rorate-Caeli”, o “Fratres in Unum” e o “Stat Veritas”, entre muitos outros que mereceriam menção.

Ora, em face deste contexto, no seu todo excelente para o combate aqui travado, perdeu-se contudo o efeito de homenagem subtil decorrente da utilização do pseudónimo “JSarto”: a maior parte dos actuais visitantes sabe muitíssimo bem quem foi Giuseppe (José) Sarto. Assim, não faz sentido que eu continue a usar esse pseudónimo, e já há algum (muito) tempo vinha reflectindo seriamente se não seria presunção grave da minha parte continuar a insistir no seu uso. Afinal, não possuo - e muito provavelmente nunca possuirei... - nem uma pequeníssima parte da santidade e sabedoria de São Pio X. Abandono, pois, a utilização de tal pseudónimo e substituo-o pelo de “Miles”, que em latim significa singelamente soldado. E soldados devem ser todos os católicos na defesa da ortodoxia da sua religião. Que São Pio X possa interceder por tal combate!

domingo, julho 10, 2011

Por uma ordem social cristã


Depois da Hungria, a Polónia. Não é de admirar que este movimento se esteja a fortificar cada vez mais no Leste da Europa. Aí, como em nenhum outro lado, permanece bem viva a memória das exacções praticadas durante cinquenta anos pelos poderes totalitários niilistas (muito em especial, o comunista), razão última por que os seus povos recusam agora tão denodadamente a “cultura da morte” que de fora, via ocidente europeu, lhes pretendem impor. No seu íntimo, esses povos sabem que esta “cultura” (na sua essência qualitativa profundamente anticristã e ateia, e nas suas consequências últimas despoticamente tirânica) em nada se distingue daqueles poderes. E que somente uma ordem social cristã previne em pleno tais consequências últimas.

Ainda a retractação pública de D. José Policarpo

Há males que vêm por bem: a desastrosa investida de D. José Policarpo contra um ensinamento definitivo do magistério teve a grande virtude de mostrar ao mundo a catastrófica situação doutrinária em que se encontra o actual catolicismo português. O que se passa no nosso país, nesta matéria, deixou de ser apenas do conhecimento de uns quantos portugueses, católicos sofridos fiéis às verdades da sua religião. Fora de portas este estado de coisas tem hoje amplíssima repercussão, como o comprovam as ligações abaixo indicadas:

- La cátedra que su eminencia merece, no "Catapulta";

- Ordination : le cardinal Policarpo revient sur sa déclaration , no "Salon Beige";

- Des prêtresses ? Le patriarche de Lisbonne bat sa coulpe…, no "Belgicatho";

- Un exemple anti-motu proprio flamboyant, no "Blog d'Yves Daoudal".

Deste modo, faço um voto como católico e português: quem tem poder para agir e mudar tal estado de coisas, que aja e o mude!

sábado, julho 09, 2011

A retractação pública de D. José Policarpo

Bem consciente do escândalo público provocado pelas suas declarações acerca da possibilidade da ordenação sacerdotal de mulheres, D. José Policarpo veio agora retractar-se das mesmas através de um esclarecimento igualmente público.

Pela minha parte, relevo a atitude do Cardeal-Patriarca de Lisboa, lamentando apenas que alguém que exerce funções de tão grande responsabilidade no seio da Igreja não tivesse considerado devidamente até há pouco um documento com a importância capital da “Ordinatio Sacerdotalis”, de autoria do Papa João Paulo II, datado de... 22 de Maio de 1994. Afinal, trata-se de um acto de magistério extraordinário infalível, a forma mais solene de pronunciamento papal, raríssimas vezes utilizada...

No esclarecimento de D. José Policarpo, sublinho igualmente a sua afirmação final de que “Creio que vos tenho mostrado bem que a comunhão com o Santo Padre é uma atitude absoluta no exercício do meu ministério”. Por mim, não questiono esta magna intenção do Cardeal-Patriarca de Lisboa, mas julgo que seria ideal que este manifestasse tal “atitude absoluta” com mais factos concretos. Mormente, através da aplicação prática e efectiva, na sua área de jurisdição diocesana, do Motu Proprio “Summorum Pontificum”, com toda a certeza mais um documento papal que D. José Policarpo não teve na devida consideração até ao momento.

A ler ainda:

- A humbling clarification, no “Rorate-Caeli”;

- Donde dije digo, no “La Cigüeña de la Torre”;

- Cardeal-Patriarca de Lisboa emite esclarecimento sobre a ordenação de mulheres, no “Fratres in Unum”;

- El cardenal Policarpo emite reversazo, no “Secretum Meum Mihi”.